¿Será que tus fracasos se deben a tus “por qué”? Descubre cómo formular objetivos de calidad

Todos tenemos sueños, aunque porqué será que no todos logran alcanzarlos. Puede ser que no se cumplan sus objetivos porque no se diferencian entre sueños y fantasías, o por no saber fragmentarlos al mínimo detalle para que nada se les escape. También puede ser que estén montados sobre collares de “por qué”, en vez de un sólido dije de “para qué”. En fin, muchas pueden ser las causas, en este post te cuento cómo podés hacer para comenzar a lograr la meta de tus objetivos y salirte de la cadena de «fracasos».

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No sé si notaste que detrás de toda persona que te resulta exitosa, rara vez te vas a encontrar con excusas, más bien te vas a encontrar con un plan de acción, motivación y metas. En cambio, detrás de una persona que te parece que fracasó, te vas a encontrar con excusas para elegir, frustración y fantasías.

Desde donde estás a donde querés llegar

El coaching te permite poner tu atención en tu estado presente y todas sus características, así podés comenzar a visualizar tu meta y trabajar sobre objetivos reales que te permitirán alcanzarla.

Parte del éxito de nuestra meta reside en tomar consciencia de que ésta debe responder al principio de correspondencia, es decir que si es bueno para mí, será bueno para todos y viceversa.

¿Cómo plantear un objetivo de calidad?

Para que tu objetivo sea de calidad debe: tener una meta clara, ser realista, presentar opciones y estar sostenido por tu compromiso y voluntad.

Los objetivos de calidad son los que te permitirán dar el gran salto, en definitiva son los que te permiten crecer tanto en tu plano personal como profesional. Podrás abarcar a 360° tu situación actual, tus verdaderas necesidades, los recursos con los que ya contás, los que necesitás activar y de todas las acciones que deberás emprender para cumplir tus objetivos.

Repasamos, uno por uno, los puntos que debe contener tu objetivo de calidad:

Una meta clara

Es importante que puedas formular tu objetivo en positivo, así reforzarás la meta y no el problema que podés estar percibiendo al momento de plantearlo. Así tu actitud será más positiva.

Debe ser específico, medible, oportuno y viable.

  • Específico: ¿Qué es lo que querés lograr? Aquí debés ser muy concreto, en detalle. No sólo desde el pensamiento, sino desde los sentimientos. Describe cómo te sentirás una vez que lo alcances, e incluso qué dirán las personas que te conocen cuando lo alcances.
  • Medible: ¿Cómo vas a medir que alcanzaste tu objetivo? En dinero, clientes, notas, etc. Sería útil que además marques los indicadores de tiempo/espacio, es decir dónde y cuándo. El tiempo que te llevará lograrlo y si vas a necesitar un lugar en especial.
  • Oportuno: aquí incide la necesidad de que el objetivo esté alienado entre lo que pensamos y sentimos. Podés cuestionarte si es el momento correcto, cómo afectará a tu entorno tanto familiar como social o familiar.
  • Viable: que esté al alcance de tu realidad en función a los recurso que dispongas en este momento.

Un objetivo mal formulado no será más que una fantasía que te llevará derecho a la frustración.

Realista

Los sueños son los motores que encienden nuestra motivación. Aunque si malgastamos nuestras energías en fantasías sin destino, más que en rotar en círculos sin meta alguna, nos encontraremos una y otra vez en las mismas situaciones sin poder avanzar. Por ejemplo: decides poner te un emprendimiento, y te pones como objetivo alcanza el máximo de venta el primer mes sin plan, ni estrategias, ¿te parece realista?

Posibilidades

En este punto entran en juego tus habilidades como estratega. Es el punto en donde hay que saber qué decisiones tomar y las oportunidades que se podrán aprovechar para alcanzar tus objetivos. Aquí es donde realizas un inventario de todo con lo que cuentas, desde tus habilidades, hasta las personas que pueden llegar a ayudarte.

Compromiso

El “para qué” del objetivo será la llave de tu motivación para llevar adelante el compromiso con la meta y los objetivos establecidos. Es importante que no te centres en el “por qué”, porque no necesitas argumentos lógicos anclados en creencias limitantes para motivarte, más bien necesitás motivos que te llenen el corazón, así podrás sobrevolar cualquier contratiempo y llegar a la meta marcada.

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