Cuando alguien cercano atraviesa una pérdida, queremos ayudar, pero muchas veces, sin darnos cuenta, decimos frases que en lugar de consolar, pueden hacer más daño.
El duelo es una experiencia profundamente personal. Sin embargo, vivimos en una sociedad que intenta encasillarlo en etapas lineales, tiempos establecidos y reglas que rara vez reflejan la realidad de quien atraviesa una pérdida.