Es posible que hayas escuchado hablar de BigData, en sí son los datos masivos de la web. Todo lo que hacen las personas en la web queda indexado. La información que queda registrada después se utilizar para diferentes fines, en general, comerciales. Con las personas pasa algo similar, todo lo que hacemos, estemos conscientes o no de eso, lo registramos, y esa información luego la empleamos para gestionar nuestra conducta.
Capas y capas de ira
El modo en el que reaccionamos, responde a la información que fuimos almacenando. Esa información permite a nuestro cerebro que actúe de determinada manera ante determinado estímulo. Así es que cuando pasa algo que te irrita es posible que esté conectando con información almacenada y que, puede o no, que se identifique con qué se relaciona.
Ante cada una de estas situaciones se aprendió a reaccionar y así es que se actúa cada vez, sintiendo después las consecuencias que puede tener tanto a nivel físico como emocional.
Cuando la ira se viste de frustración
En general, la frustración es ira no canalizada. Cuando se reprimen las emociones, sobre todo, cuando no se integran aquellas emociones que tienen “mala prensa”, es posible que termine dando como resultado un estado de frustración. En general, debajo de la frustración hay un enojo no integrado. Por ejemplo, aceptar una situación, “aguantar” porque es lo que se espera, “aceptar” porque está bien visto.
Si te fijas, en general al estar condicionado el “enojo” porque es una emoción vista como “negativa”, en general se opta por “controlarlo”. Cuando lo más sano sería que se acepte que uno está enojado, ponerlo en palabras y tratar de cambiar las cosas. Poco tiene que ver con “generar más ira”, sino más bien, con integrarla.
La ira en el cuerpo
Entre la mente y el cuerpo hay una relación de biofeedback, esto quiere decir que lo que pensamos tiene una relación directa (y fisiológica) con el modo en el que nos sentimos, y por ende reaccionamos.
Cuando se opta por actividades que aspiran a “acallar la mente”, sin haber integrado la ira, es posible que el efecto sea el contrario. Por ejemplo, puedes llevar horas de meditación, aunque si no integraste la ira, siempre vas a estar «algo inquieto» porque hay una emoción que se está reprimiendo.
Amable ira
El mejor modo de integrar la ira, después de años de haberla bloqueado, es la amabilidad, porque cuando se descubre que en realidad uno estaba enojado, y eso «sale a flote» el efecto puede ser más que intenso. Por eso con amabilidad, integrar la ira puede ser la clave para ya no tener que estar preso de esta reacción. En este video te cuento en detalle cada uno de estos puntos:
Al tomar consciencia de las emociones descubres, que está en la palma de tus manos, la decisión de responder en vez de reaccionar.