Las creencias condicionan nuestra forma de vida porque a partir de éstas percibimos lo que nos pasa y lo que pasa a nuestro alrededor. Un proceso de coaching ayudará a observar, con detenimiento, cuáles son aquellas creencias limitantes que están influenciando nuestras acciones y que, en contadas ocasiones, escapan a nuestra consciencia. Es decir que, es posible que no seamos conscientes de que están influyendo en nosotros.
Es indispensable para el futuro que queremos crear, saber cuáles son las creencias limitantes que trabajan (a diario) en nosotros para poder cambiarlas o mejorarlas y conseguir esa vida que tanto deseamos tener.
En ocasiones creemos que las metas que queremos alcanzar no son posibles porque nos falta algo: tengo que ser “como”, debo “tener lo mismo que”, «me falta esto», «no me da la cabeza para…», «soy un desastre haciendo esto…» y así infinitas creencias limitantes que no hacen más que hacernos sufrir y dar vueltas sin sentido sobre la frustración y la mediocridad.
Para ejemplificar mejor el modo en el que nos condicionan las creencias limitantes el cuento zen “Los pensamientos en el jardín del Rey” es de gran ayuda:
“Nadie ha sido como tú y nadie será como tú; simplemente eres único, incomparable. Acéptalo, ámalo, celébralo, y con esa misma aceptación comenzarás a ver que los demás son únicos, empezarás a ver su incomparable belleza.
El amor sólo es posible cuando hay una profunda aceptación de uno mismo, del otro, del mundo. La aceptación crea el ambiente en el que crece el amor, el terreno en el que el amor florece. Esto es lo que he oído:
Un rey entró en su jardín y encontró árboles, arbustos y flores marchitos y agonizantes. El roble dijo que se estaba muriendo porque no podía ser tan alto como el pino. Girándose hacia el pino, vio que flaqueaba porque no podía dar uva como la parra. Y la parra moría porque no podía florecer como la rosa. Pero vio que los pensamientos estaban tan frescos como siempre. Y cuando les preguntó, recibió esta respuesta:
«Di por supuesto que cuando me plantaste, querías mis flores. Si hubieras querido un roble, o una parra o una rosa, los habrías plantado. Por eso pensé que, como me habías puesto aquí, debía dar lo mejor de mí para ser lo que tú quieres. No puedo ser otra cosa que lo que soy, y trato de serlo al máximo de mis posibilidades».
Estás aquí porque la existencia te necesita tal como eres. ¡Si no fuera así habría puesto a otra persona en tu lugar! La existencia no te habría ayudado a estar aquí, no te habría creado. Estás haciendo algo muy esencial, algo fundamental, tal como eres.
Si Dios hubiera querido un Buda, lo habría creado, habría creado todos los que hubiera deseado. Produjo un Buda, eso fue suficiente, y se quedó satisfecho, completamente satisfecho. Desde entonces no ha creado otro Buda ni otro Cristo. En cambio, te ha creado a ti. ¡Piensa en el respeto que el universo te muestra! Te ha elegido a ti, no a Buda, ni a Cristo, ni a Krishna. Y la razón es que tú eres más necesario.
Ahora mismo encajas más. Su trabajo ya está hecho, ellos han contribuido a la existencia con su fragancia. Ahora tú tienes que contribuir con la tuya. Pero los moralistas, los puritanos, los sacerdotes siguen enseñándote, y siguen volviéndote loco. Dicen a la rosa: «Conviértete en un loto». Y dicen al loto: « ¿Qué haces aquí? Tienes que ser otra cosa». Vuelven loco a todo el jardín y todas las plantas empiezan a morirse; porque nadie puede ser otra cosa que lo que es, simplemente es imposible. Eso es lo que le ha pasado a la humanidad.
Todo el mundo aparenta. Se ha perdido la autenticidad, se ha perdido la verdad, todo el mundo trata de aparentar que es otra persona. Mírate a ti mismo: pretendes ser quien no eres. Y sólo puedes ser tú mismo: no hay ningún otro camino y nunca lo ha habido; no hay ninguna posibilidad de que seas otra persona. Seguirás siendo quien eres. Puedes disfrutar de ello y florecer, o puedes negarte y te marchitarás.»
No puedes mejorarte. Y no estoy diciendo que el mejoramiento no pueda ocurrir —recuerda—, pero tú no puedes mejorarte. Cuando dejas de intentar mejorarte, la vida te mejora. En esa relajación, en esa aceptación, la vida empieza a acariciarte, la vida empieza a fluir a través de ti.”
(del T. de Transformación Osho zen)
Y tú, ¿en qué crees?
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Me encanto!!!! Muy lindo el cuento y tan real. Hay q aceptarnos… ante todo
Hola Mariela: es cierto!, hay que aceptarnos ante todo, por eso es tan importante tomar consciencia sobre los pensamientos que cultivamos a diario. Que estés bien,